Manifestación contra la farsa electoral en Plaza Italia que terminó con 20 detenidos |
Este 19 de noviembre se vivió una nueva farsa: la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Chile que nuevamente fueron un fracaso del viejo Estado, manifestado en un 54% de abstención y una gran campaña de boicot electoral.
Estas elecciones se desarrollaron en medio de un profundo descrédito de las elecciones y del viejo Estado, plasmado en un 65% de abstención durante las pasadas elecciones municipales del 2016, y también en medio de un gran alza en el movimiento popular en lucha por educación gratuita, pensiones dignas, vivienda, salud, salario, etc., lo que se expresa en un repunte en la huelga ilegal, siendo el mismo año 2016, el año en que más huelgas ilegales hubieron en los últimos tiempos. Así, como se ve en los gráficos adjuntados, cada vez más sectores del pueblo no votan, y cada vez más sectores del pueblo se alzan en lucha.
En este contexto, esta nueva farsa electoral no podía ser más que un fracaso y la tarea del pueblo era boicotearla. Así, una contundente campaña contra la farsa electoral se desarrolló en campo y ciudad, impulsada desde distintas asambleas, coordinaciones y organizaciones que enarbolaron la consigna "No votar, a luchar!", "Solo luchando avanza el pueblo!" y otras más en distintas zonas del país. El mismo día domingo, se desarrollaron múltiples acciones de sabotaje, principalmente en La Araucanía, desde apedreos a los locales de votación, tomas de sedes de partidos burgueses y marchas en lugares céntricos, hasta quema de buses y cortes de ruta, todo lo cual fue catalogado por los reaccionarios como "la jornada más violenta que se registra en el país desde el regreso a la democracia en 1990, en el marco de una jornada electoral" (El Mercurio, 20/11/17, C19).
Todos estos hechos también se vieron plasmados en los resultados de las elecciones, donde hubo un miserable 46% de participación (el más bajo en elecciones presidenciales).
De esta forma, ni la desesperada campaña del viejo Estado "no te restes, súmate", ni las falsas promesas del Frente Amplio, ni la vergonzosa campaña del oportunismo de "si no votas gana Piñera" pudieron detener la tendencia antielectoral de las masas.
Por lo tanto, el que gana hoy no es ningún payaso: ni el yankee Piñera ni el reaccionario Guillier ni la oportunista Sánchez, sino que el que ganó fue el pueblo, que desarrolló una gran campaña contra la farsa electoral y cuya tendencia antielectoral va en alza.
Así se va demostrando cada vez más que el viejo Estado no es más que una máquina de opresión contra el pueblo, que la tarea de los pobres no es "reformarla" ni "maquillarla" ni ilusionarse con que esta máquina puede "cambiar de carácter" si no que, como demostró la Revolución de Octubre hace 100 años y todas las revoluciones proletarias posteriores y como demuestran hoy las Guerras Populares en el mundo, la tarea del pueblo es destruir esta vieja maquinaria estatal por medio de la violencia revolucionaria para construir así la sociedad de la nueva democracia.
¡NO VOTAR, A LUCHAR!
¡ABAJO LA FARSA ELECTORAL!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN DE NUEVA DEMOCRACIA!
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