Vivimos tiempos tormentosos: la
crisis final del imperialismo yanqui se
agudiza cada día, envuelto en todo tipo
de guerras en Medio Oriente, Asia,
África, América Latina y en la misma
Europa, profundizando más descaradamente
el saqueo en todo el mundo.
En América Latina esto se ha especificado,
entre otras cosas, con el
recorte de derechos y la política de privatizaciones,
hoy impulsada con gobiernos
como los de Macri, Kuzcinsky
y Temer, responsable este último
de desatar una verdadera guerra civil
reaccionaria en Río de Janeiro.
En nuestro país, este 11 de marzo
asumirá el gobierno de Piñera listo
para aplicar los mandatos del imperialismo
yanqui, del Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional,
las mismas medidas del “Consenso
de Washington” aplicadas por Pinochet,
y desarrolladas por la Concertación-Nueva
Mayoría.
Basta observar su futuro gabinete de
Ministros para comprobarlo: Varela
en educación, un testarudo defensor
de la educación de pago y de la privatización;
en agricultura a Antonio
Walker, un rancio terrateniente que
proponía suprimir el derecho a huelga
de los trabajadores agrícolas en
temporada de cosecha; y a José Ramón
Valente en economía, un fundamentalista
de los Chicago Boys.
Las promesas de inversión, de empleo,
de crecimiento económico y
otras patrañas que componen sus
“Tiempos Mejores” no son mas que
el desarrollo del plan de subyugación
nacional absoluta al saqueo del imperialismo
yanqui y la gran burguesía.
En este contexto de reaccionarización,
las otras fuerzas del viejo
Estado, la Nueva Mayoría y el Frente
Amplio en la “oposición”, tratarán de
mostrarse como la única alternativa,
incluso llamando también a salir a las
calles, pero no debemos confundirnos:
su único objetivo es volver a sus
puestos en el viejo Estado, para una
vez allí enriquecer sus bolsillos, con
supersueldos de entre 6 y 20 millones,
y los de la clase que representan:
la gran burguesía y los terratenientes,
vístanse del color que se vistan.
Marcado a fuego quedó esto para el
pueblo Mapuche, víctima de una dura
represión, siendo el gobierno de Bachelet
el que más mapuche apresó,
y que realizó el más absurdo montaje
policial en décadas, la fracasada
“Operación Huracán”.
Por eso es necesario desenmascarar
a esos oportunistas burgueses, no
dando pie a que puedan cabalgar sobre
las luchas del pueblo, y levantar
con mayor fuerza el verdadero camino
de liberación, la Revolución de
Nueva Democracia.
Ante este gobierno más abiertamente
reaccionario debemos desarrollar
aún más la protesta popular por
los derechos del pueblo y contra el
alza del costo de la vida.
En el movimiento estudiantil, es
cada vez más necesario levantar un
frente por la educación pública y gratuita,
que luche contra las políticas
privatizadoras del Banco Mundial y
por conquistar la verdadera gratuidad.
Es nuestra labor desarrollar así la
línea clasista en el movimiento estudiantil,
siendo la preocupación central
hoy la de plasmar en todo tipo de organizaciones
de masas esta línea, es decir,
bregar porque las masas mismas
defiendan la línea clasista en sus Centros
de Estudiantes, Federaciones,
Asambleas, Coordinadoras, Comités,
Movimientos, etc.
Solo aplicando estos objetivos es
que lograremos que la línea clasista se
convierta en fuerza material y transforme
así la realidad concreta de los
millones de estudiantes del país.
En esa tarea es que el FERP, aplicando
sus acuerdos, ha reforzado sus
vínculos con la lucha Mapuche, realizando
unas aleccionadoras Brigadas
de Apoyo Popular en una Comunidad
Mapuche en Lucha este verano,
va organizando la lucha contra el
alza del pasaje del Transporte público,
organizando a las estudiantes por
la conmemoración del 8 de marzo
bajo la consigna ¡Desatar la furia de
la mujer como arma poderosa para la
revolución!; y preparando la protesta
popular del Día del Joven Combatiente
el 29 de marzo, reivindicando
con lucha a los jóvenes que regaron
con su preciosa sangre la revolución.
También con este objetivo vamos
desarrollando el análisis científico de
la educación chilena: el Capitalismo
Burocrático en la Educación, tesis
que aplicamos basándonos en lo más
avanzado de la ideología del proletariado
de hoy, el maoísmo.
A diferencia de los electoreros, el
FERP no promete, sino que donde va
el FERP hay transformación, porque
estemos donde estemos enarbolamos
bien en alto la resplandeciente bandera
roja izada por primera vez por el
gran Karl Marx hace 170 años, con la
publicación del Manifiesto Comunista,
y que anuncia ante los proletarios
del mundo: ¡La rebelión se justifica!