miércoles, 12 de julio de 2017

Nuestra perspectiva de lucha: fundirnos con los más pobres

Editorial N°9 

NUESTRA PERSPECTIVA DE LUCHA: FUNDIRNOS CON LOS MÁS POBRES 


Con nuestros propios ojos vemos como la situación revolucionaria sigue en desarrollo. Con una energía incansable, el estudiante desarrolla una audaz marcha por la educación, combativa de principio a fin; junto con las tomas de liceos en Santiago, combatiendo el frío y la represión.

Innegable es que el pueblo desborda hacia la huelga ilegal contra los patrones, quienes sin pudor alguno rompen sus propias leyes para enriquecerse. Según el último reporte del COES, para el año 2015: 1.161.000 trabajadores en huelga, de los cuales el 97.5% estuvo en huelga ilegal. Esta gran actividad del pueblo, contrasta con el camino electorero de los oportunistas y revisionistas, que solo se ganan día a día el desprecio del pueblo, expresado en un 65% de abstención electoral el 2016.

El futuro se ve más brillante con el avance que empieza a tener la clase obrera, la más explotada y revolucionaria. En la Araucanía, los obreros de Tromen, viéndose afectados en su finiquito y con total incertidumbre de su futuro, luego de declararse en quiebra el empresario Andrés Balotti, se vuelcan a cortar las carreteras.

La lucha mapuche, al ser la más combativa, es el blanco principal de la Guerra de Baja Intensidad (GBI) que desarrolla el viejo Estado contra el pueblo. 

Esta estrategia militar del imperialismo yanqui, ha implicado dictar leyes como la ley antiterrorista y establecer grupos armados contra los mapuche (juntas de vigilancias), junto a la campaña del terror “paz en la araucanía”.

La GBI defiende la gran propiedad terrateniente en Chile y ha implicado sangrientos crímenes, como la reciente matanza a los weichafe Luis Marileo y Patricio González.

La rebelión se justifica. La rebelión del pueblo es producto de la explotación: cada oprimido sufre el lastre de una base económica semifeudal, que concentra una cantidad monstruosa de tierras en un puñadito de terratenientes (74,49% de las tierras está en manos de un 0,89% de los propietarios), generando muchos campesinos pobres sin tierra.

Esta situación es mantenida por el imperialismo, que desenvuelve un capitalismo burocrático sobre la base semifeudal de Chile; esto obliga al país a ser saqueado por las potencias imperialistas, sin tener una economía nacional, sino una servil al saqueo. 

De esto se desprenden nuestros 2 problemas fundamentales: el problema de la tierra y el problema nacional.

En 1934, el verdadero Partido Comunista, unificó a los pobres del campo y la ciudad en el Levantamiento de Ránquil, llevando a cabo la “Revolución Agraria Antiimperialista”. Apuntando a resolver los 2 problemas de nuestro país, el problema nacional y el de la tierra.

Hoy esto se conoce como Revolución de Nueva Democracia y es el camino que se desenvuelve de forma victoriosa en Perú, la India y otros países. 

Estos ejemplos van inspirando cada vez más a Mapuche, obreros y estudiantes que van convergiendo en un sendero común hacia la reconstitución de ese verdadero Partido Comunista que fundara Recabarren, como tarea central de la revolución de nueva democracia en Chile.

¿Cuál es el papel del estudiante revolucionario? Unirse a las masas pobres; sin ninguna vacilación, decididamente y con la mayor firmeza a las masas obreras y campesinas. Fusionarse como un solo torrente revolucionario, que en perspectiva siga el inevitable camino de barrer con los parásitos que nos explotan día a día.

Las IX Brigadas de Apoyo Popular a comunidades mapuche vienen aportando a forjar esa unidad. Van forjando la voluntad en el estudiante, de servir al pueblo de todo corazón y combatiendo la ideología pequeñoburguesa de centrar en el individuo.

Servir al pueblo y prepararnos para una vida de producir y luchar con las masas pobres de campo y ciudad, es la perspectiva del estudiante revolucionario. Nuestras manos se curtirán junto con el trabajo y la lucha que desarrollan las masas campesinas.


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