jueves, 2 de agosto de 2018

Un balance sobre la lucha femenina


Estos meses se ha visto destacados por una serie de movilizaciones feministas que se han desplegado a través de todo el país, pronunciándose en contra del acoso, abuso, y cualquier manifestación de violencia machista que se vivía en su espacio como expresión de la sociedad patriarcal.

Esta movilización logró salir de la teoría a la acción, así es como se desarrollaron varias marchas, se hicieron acciones, se cortaron calles, se llevaron a cabo concentraciones, funas a acosadores, manifestaciones culturales y grandes muestras de apoyo a otras luchas, como la del pueblo Mapuche; estas instancias caracterizadas por el rol de la mujer subversiva como principal protagonista.

Un percance fue cómo el feminismo liberal o burgués intentó socavar la cara combativa y la posición de clase de las mujeres que participaban, materializándose en alianzas parlamentarias pluripartidistas y “agendas de género”, apelando que la violencia machista es un problema transversal y de la misma intensidad entre ricas y pobres, intentando ocultar el carácter de clase que tiene la opresión y lucha femenina.

Las ganadas son diversas, las movilizaciones gestionadas por mujeres autoconvocadas lograron gran parte de sus petitorios: expulsar a acosadores, ensuciarles su imagen pública, la sanción del acoso y el abuso en algunos reglamentos, entre muchas más. La lucha dentro de cada institución tuvo como principal enemigo al clientelismo, en donde las autoridades protegen y encubren a sus redes de amigos, contra lo que las mujeres seguirán peleando.

Una victoria importante fue el nivel de organización que alcanzaron las compañeras, que levantaron orgánicas regionales, círculos de mujeres clasistas y buscaron organizarse a nivel nacional con el Encuentro Nacional de Mujeres Autoconvocadas, que a pesar de los errores y del intento de sabotaje del oportunismo, logró unificar a mujeres autoconvocadas desde Iquique hasta Magallanes y ordenar el pliego de demandas nacionales que sonarán aún más fuerte en futuras movilizaciones.

Otra importante ha sido el elevar el nivel de conciencia de las masas respecto a la doble opresión de la mujer, en el combate a la idea de la naturaleza deficitaria de la mujer y a la violencia machista, cuestiones que lograron inmiscuirse en amplios sectores.

A pesar de que faltó una mejor unión con las mujeres trabajadoras, pobladoras, y estudiantes secundarias, e incluir con más firmeza las demandas históricas del movimiento estudiantil, esta rebelión femenina logró levantar una línea clasista y dejar un montón de nuevas experiencias y lecciones que se quedarán en la historia de nuestro pueblo ¡Viva la furia revolucionaria de la mujer!

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