200 Años, La Rebelión Se Justifica N°16
Febrero conmemoró los 170 años
de un acontecimiento que marcó la
historia: la primera publicación del
Manifiesto del Partido Comunista escrito
por Marx y Engels, que dotó al
proletariado, la clase más revolucionaria,
de un programa para cambiar
el mundo de fase.
Tendencias erróneas para la clase
obrera, como el anarquismo y el socialismo
utópico, fueron aplastadas a
partir de 1948 con su publicación y la
fundación del marxismo, planteando
la necesidad de organizar al proletariado
en el Partido Comunista, que
represente sus intereses y que tenga
como meta incansable el comunismo;
la necesidad de jefes revolucionarios,
siendo el mismo Engels quién reconoce
a Marx como jefe del proletariado;
y combatiendo la absurda tesis de
la conciliación entre las clases.
Fundamental es el materialismo
histórico y dialéctico: la inconciliable
lucha entre las clases explotadas y explotadoras
como el motor de la historia,
desarrollo que ha llegado a la fase
en que el proletariado ya no puede
emanciparse sin emancipar a toda la
sociedad de la explotación, y en donde
todo hombre y mujer debe tomar
posición por una de las clases.
Define al Estado como violencia organizada
de una clase por sobre otra,
de ahí la necesidad de derrotar al viejo
y podrido Estado con la dictadura
del proletariado a través de la violencia
revolucionaria en la que “el proletariado,
derribando por la violencia
a la burguesía, implanta su dominación”.
Tesis que pone al descubierto
a oportunistas y revisionistas, que
no son más que marxistas de palabra,
pero burgueses de acción, pues
“la clase obrera no puede simplemente
tomar posesión de la máquina estatal
existente y ponerla en marcha para sus
propios fines”, debe derrotarla.
El marxismo demuestra que el proletariado
está condenado a la victoria,
que la revolución, el socialismo y el
comunismo son inevitables, que la
misma burguesía creó la clase que
cavará su tumba, el proletariado, que
debe unirse ya que “El proletariado
no tiene patria”, principio internacionalista
que todo marxista debe
encarnar, pensando siempre en el luminoso
futuro, el comunismo, al cual
entramos todos o no entra nadie.
Así, en tan solo 170 años el marxismo
ha sido encarnado por cientos
de millones de proletarios de todo el
mundo, y a través de hitos imborrables
como las Revolución Socialista
de Rusia, la Revolución Cultural china,
y guerras populares como la del
Perú, se ha desarrollado incontenible
hasta hoy, alcanzando su tercera etapa:
el marxismo-leninismo-maoísmo que
se impone como mando y guía para
la Revolución Proletaria Mundial.
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