Durante el mes pasado, cientos de
miles de personas pasaron días sin
energía eléctrica producto de las fallas
en los suministros de la empresa
ENEL, luego de la nevazón en Santiago.
Entre tanto, el gerente general
de la empresa partió a alojarse en el
hotel Hyat, de Vitacura.
A pesar de lo grave de la situación y
de los problemas que le generó, sobre
todo a los más pobres lo ocurrido, llegando
muchos a perder mercadería,
su fuente laboral e incluso muriendo
una persona por razones de salud,
todos los presidenciables guardaron
silencio.
Cosa extraña, tomando en cuenta
que es un año electoral. Pero deja de
extrañar esta situación cuando vemos
que ENEL, antes Chilectra, financió
campañas políticas de casi todas las
coaliciones, cuando Jorge Rosenblut
estaba en la presidencia de la empresa,
quien fue investigado por el caso
SQM y el “financiamiento ilegal de la
política”.
Esto nos trae de inmediato a la cabeza
los múltiples casos de corrupción:
PENTA, SQM, Caval, etc, que vienen a
corroborar que la corrupción es algo
inherente al capitalismo burocrático
y al viejo Estado.
Ya Lenin en “El Estado y la Revolución”,
publicado en 1916, donde se
desarrollan las bases de la teoría marxista
sobre el Estado, identificó la corrupción
de los funcionarios del Estado
burgués como una de las formas en
que se expresa la dominación de clase
en una “república democrática”.
Así, hace más de 100 años V. I. Lenin
ya había identificado lo que hoy
vivimos a cada día, es decir, el Estado
como un órgano de dominación
de una clase por sobre otra, y la corrupción
de los funcionarios estatales
como una manifestación de esto, en
la forma de gobierno de la República
Democrática.
Con esto no hace más que confirmarse
lo que ha ocurrido siempre bajo
el imperialismo. Por lo tanto, quien
afirme que bajo este Estado se podrá
acabar con la corrupción es un vendehumo.
Corrupto ha sido el viejo
Estado durante toda la historia de
Chile y así seguirá, mientras exista.
La necesidad hoy para acabar con
esto, por lo tanto, no es votar, ni “cambiar
el sistema desde adentro”, sino,
como enseñan todas las revoluciones,
la destrucción del viejo Estado y la
construcción del nuevo Poder.
Esto demanda para este segundo semestre
impulsar el Boicot Electoral,
para así golpear a este viejo Estado y
demostrar que el pueblo ya no cree su
farsa electoral ¡A golpear estas elecciones
con una amplia campaña por
el Boicot Electoral!
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