martes, 29 de mayo de 2018

Por un movimiento secundario clasista


Hoy casi tres décadas después, la lucha continúa siendo la misma. Con la diferencia de que la juventud actual creció bajo otros parámetros y nuestro país tiene a grandes movimientos en el historial. De lo que fue el mochilazo el 2001, a la revolución pingüina el 2006, al movimiento estudiantil del 2011.

El historial de las luchas secundarias nos ha entregado experiencias de cómo los gobiernos de turno han venido traficando con las justas demandas estudiantiles, traduciéndolas en nefastas leyes (falsa desmunicipalización por ejemplo) que solo agudizan la crisis de la educación, subordinando a liceos para que se mantengan en los intereses del negocio educativo y la competencia entre ellos.

Esto tanto de la parte del gobierno de derecha que dice abiertamente que la “educación es un bien de consumo”, como de la parte que se dice ser oposición (Nueva Mayoría y Frente Amplio), que solo ha traicionado y vendido al movimiento estudiantil por un puesto en el parlamento, por fortalecer sus partidos políticos o para negociar un cargo en el gobierno.

La CONES no nos representa, es un espacio fracasado conducido por las JJ”CC”, y por lo tanto subordinado a sus intereses mezquinos de partido ex gobernista. No sirve ni ha servido para avanzar en las luchas que hoy debemos dar. Recordemos como durante los 4 años de gobierno de Bachelet se dedicaron a ridiculizar y bajar cada protesta contra el gobierno reaccionario y sus falsas reformas, vendiendo así al movimiento secundario.

La ACES tampoco ha podido organizar la lucha secundaria, siendo ajena a muchas de las protestas que hoy se levantan en distintos liceos por su burocratismo.

Nos corresponde entonces a los y las estudiantes de estas nuevas generaciones hacer historia, arrancándole conquistas al gobierno de derecha, que profundizará la crisis en la educación pública y el negocio educacional.

Debemos comprender que la única forma de “mejorar la calidad” en la educación es acabando con el lucro, consolidar una educación donde la “libertad de elegir” no sea sólo para los ricos, y construir una “sala de clases” para todas y todos, en donde sin importar nuestro sexo, clase o lugar de origen, seamos tratados como iguales y podamos vernos las caras en espacios libres de abusos y enriquecimiento a costa de nuestro futuro.

Esto demanda a levantar una organización clasista a nivel nacional, una coordinadora clasista que agrupe a estudiantes secundarios del país en base a una plataforma de lucha unificada, que esté dispuesta a dar una lucha combativa por las demandas, que sea completamente independiente del viejo Estado, y que tome posición por el proletariado y el pueblo.

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