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miércoles, 13 de junio de 2018

Feminismo, lucha de clases y marxismo

Desde que estalló la lucha femenina a lo largo del país, muchas mujeres por primera vez comenzaron a movilizarse y a educarse políticamente.

El viejo Estado y los monopolios de prensa para desviar este proceso, han tratado de tergiversar la lucha y su contenido político, buscando hacernos creer que ricas y pobres son igual de oprimidas, que el movimiento femenino es “transversal a izquierda y derecha”.

En este artículo buscaremos derribar algunos mitos y explicar la relación entre la lucha femenina, la lucha de clases y el marxismo.

1. ¿Es el feminismo algo ajeno a la lucha de clases?

Al contrario de lo que afirman los reaccionarios, así como la sociedad, las mujeres también se dividen en clases, entre oprimidas y opresoras.

Las opresoras administran un viejo Estado patriarcal y reaccionario, oprimiendo a millones de mujeres. Impulsan la idea de que maquillando esta vieja sociedad se alcanzará una “equidad de género”, que lo importante es que hayan más mujeres en el parlamento o dirigiendo empresas. Esto es el feminismo burgués.

Un ejemplo de esto es Evelyn Mattthei, que dice apoyar las demandas pero defiende un régimen militar que asesinó, torturó y violó a miles de mujeres pobres.

Otro ejemplo es Michelle Bachelet que también ha levantado las banderas del feminismo, pero durante su gobierno encarceló a decenas de mujeres, encubrió el asesinato a Macarena Valdés, la muerte de Joane Florvil, hizo oídos sordos a las demandas de la Machi Linconao y permitió que la lagmien Lorenza Cayuhán pariera engrillada frente a sus carceleros.

Por otro lado, las oprimidas sufren una doble explotación: por ser mujeres y por ser pobres, teniendo que cumplir una doble jornada laboral, viéndose relegadas a trabajos de segundo plano, ganando menos que los hombres por el mismo trabajo, y teniendo que soportar a jefes y académicos acosadores.

El feminismo proletario es el que comprende esto y toma posición por las mujeres oprimidas, bregando por barrer las trabas que impiden que se unan a las luchas del pueblo en igualdad con sus compañeros de clase.

2. ¿Qué tienen que ver marxismo y feminismo?

Para el marxismo la cuestión femenina es de vital importancia. Marx dijo que “Cualquiera que conozca algo de historia sabe que los grandes cambios sociales son imposibles sin el fermento femenino”. Lenin planteaba “La experiencia de todos los movimientos liberadores confirma, que el éxito de la revolución depende del grado en que participen las mujeres” Y Mao Tse Tung escribió “Las mujeres llevan sobre sus espaldas la mitad del cielo y deben conquistarla. Si esa parte del cielo permanece serena, las tempestades revolucionarias que deben barrer el viejo mundo se reducirán a nubarrones pasajeros”.

De hecho, cientos de mujeres han asumido el marxismo y han dedicado su vida a la revolución, tal como Rosa Luxemburgo, Krupskaya, Kollontai, Cda. Nora, Teresa Flores y Clara Zetkin, siendo esta última la impulsora de la conmemoración del 8 de marzo como día de la mujer proletaria.

Entre las muchas obras dedicadas a la mujer, una de las principales es “El Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, donde Engels analiza el origen del patriarcado desde el materialismo histórico. Explica que en la gens primitiva, donde primaba un derecho materno, se comenzó a gestar un excedente productivo a partir del avance de la técnica. Este hizo que los hombres buscaran conservar esta propiedad en su gens, traspasándolo a sus hijos, para lo que fue necesaria la imposición del derecho paterno y obligar a las mujeres a la monogamia, a fin de asegurar un línea de descendencia. Así surgieron el patriarcado, la propiedad privada de los medios de producción y posteriormente el Estado.

Es por ello que para el marxismo, la emancipación de la mujer sólo se podrá conseguir con la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, es decir, con la revolución proletaria.

3. ¿Qué ha hecho el marxismo por las mujeres?

Pero lo anterior no ha significado que para el marxismo la cuestión femenina sea un lucha secundaria que hay que resolver en el comunismo. Quien plantea esto es el revisionismo.

Por ejemplo, en Rusia y China antes de la revolución la situación de la mujer pobre era aberrante, sin educación ni otra oportunidad que ser ama de casa, siendo muchas veces golpeada e incluso vendida. Miles de ellas se unieron a la revolución porque allí tenían un lugar de igual a igual con los hombres, al igual que hoy lo hacen las campesinas de la India y Brasil. Luego de la revolución se lograron inmensos avances para las mujeres. Rusia fue el primer país del mundo en otorgarle voto a la mujer, plena igualdad de derechos en la Constitución y en despenalizar la homosexualidad.

En ambos países se socializó el trabajo doméstico, acabando con la doble jornada, se incorporó plenamente a la mujer a la producción y se condenó la violencia hacia la mujer.

De hecho, durante la Revolución Cultural y luego de la muerte de Mao Tse Tung, por primera vez en la historia una mujer pasa a dirigir la revolución: la camarada Chiang Ching.

Es así que se comprende que las mujeres son la mitad del pueblo y sin ella no es posible revolución alguna. De esta forma, el marxismo toma con especial importancia la cuestión de la mujer, que como doblemente oprimida puede ser también doblemente revolucionaria.

sábado, 26 de mayo de 2018

Cómo lucra con la educación Laureate

La educación chilena, como en toda sociedad de clases, está al servicio de las clases dominantes, un puñado de magnates que la conciben como una mercancía más y en la que se manifiesta un capitalismo burocrático, atrasado, que restringe el desarrollo científico y democrático de la educación, y la pone al servicio de los monopolios.

Claro ejemplo es el Grupo Laureate, red internacional de universidades privadas con sede en EEUU, que tras ser sometida a una extensa investigación se concluye lo evidente: lucro en tres de las universidades que controla, esto es, UDLA, UVM y UNAB.

Mecanismos que desvían millones de dólares y dejan inútil la ley que prohíbe el lucro en la educación son los contratos entre Laureate y las universidades, donde estas instituciones les compran servicios y les pagan para usar la licencia intelectual que vende, traspasando la mayor parte de su patrimonio a este grupo controlador, es decir, el esfuerzo de más de 80 mil estudiantes que pagan el arancel, llega a manos de un pequeño pero poderoso grupo.

La Universidad de las Américas es de las más grandes de Chile y la mayoría de sus estudiantes está en las áreas de educación y salud, lo que hace más preocupante la precaria enseñanza que se imparte. Por cada alumno matriculado debe pagarle 250 dólares anuales a Laureate, y un 2% de sus ingresos anuales. La UDLA ni siquiera dispone de sus recursos, pues sólo puede contratar con Laureate. En 5 años ha recibido casi 900 reclamos formales en su contra.

La Universidad de Viña del Mar está en la miseria, sus deudas superan más de 5 veces su patrimonio. La Universidad Andrés Bello ha aumentado en un 60% los gastos realizados durante 5 años, habiendo transferido $140 mil millones a Laureate. Hasta el ex decano de Derecho dijo que “el proyecto dejó de ser académico y se empezó a privilegiar lo económico”.

Por todo lo anterior, se estuvo al borde del cierre de estas universidades a fines del 2017, sin embargo, la ex ministra de educación Adriana Delpiano, temiendo ante las posibles protestas de los casi 80.500 estudiantes, sumados a los 96 mil de institutos profesionales, que desataría esta decisión a tan solo un mes de dejar el gobierno, decidió no decretar el cierre.

El viejo Estado se vio agobiado por sus propias contradicciones, en donde prefirió dejar que Laurete siga robando a miles y miles de estudiantes sin consecuencias con tal de evitar las movilizaciones estudiantiles a las que tanto temen.

Esta es una muestra más del capitalismo burocrático en la educación, absolutamente servil al imperialismo, que con la agudización de su crisis lanza a los estudiantes a la protesta por una educación al servicio del pueblo.

jueves, 22 de marzo de 2018

Análisis del cierre de la U. Iberoamericana


A fines del 2017 el MINEDUC anunció el cierre de la U. Iberoamericana ya que la administración de dicha U. mantenía una deuda de $3.985 millones, 5 veces su patrimonio.

Antes de que se decretara el cierre, el rector de la Iberoamericana, ex general de los pacos, Héctor Jara Fernández, acusado por reiterados incumplimientos financieros, laborales y académicos, engañaba a sus estudiantes con que podría salvar la universidad diciendo:  “estamos con muchas posibilidades de éxito (al pedir un préstamo millonario) con la Escuela de Negocios Europea”.

Este caso, que se suma al de la U. del Mar (2012) y al más reciente cierre de la ARCIS (del falso P”C”), es una expresión de la nefasta “libertad de enseñanza” o mejor dicho, libertad de grandes magnates para abrir universidades como cualquier empresa, cuya política se inició con la profundización del capitalismo burocrático después del golpe de Estado de 1973.

Esta puñalada a la educación ha generado un verdadero “supermercado de universidades”, siendo la iberoamericana una de las tantas que ofrece el mercado de instituciones que lucran con el derecho de la educación.

El capitalismo burocrático, generado por el imperialismo en las naciones del tercer mundo, se encuentra en crisis, cuestión que también se refleja en la educación, donde las universidades “privadas” quiebran y se cierran, dejando a miles de estudiantes frustrados por no poder cumplir su sueño de terminar sus carreras y debiendo ser reubicados en otras universidades.

Así, la contradicción entre las masas estudiantiles y el MINEDUC se agudiza más, al igual que entre los estudiantes y las autoridades reaccionarias de las distintas casas de estudio. Esto porque las medidas parche del ministerio no se preocupan de resolver verdaderamente el problema que genera que toda una institución de educación superior cierre.

Un ejemplo es que al menos 60 estudiantes de la ex U. del Mar, al momento que ésta cerró, fueron reubicados en la Iberoamericana y nuevamente deben vivir la angustia de no saber si podrán terminar sus estudios superiores con éxito. Y por si no fuera poco, muchos estudiantes denuncian que el ministerio los ha dejado solos, teniendo que arrastrar el haber pagado los años que estudiaron anteriormente y que nadie les devolvió, sumado a quienes arrastran deudas millonarias como el CAE u otros créditos.

El movimiento estudiantil debe profundizar la compresión del capitalismo burocrático en la educación, raíz del problema analizado, para golpearlo más férreamente, uniendo bajo la línea clasista al estudiantado y conquistar de forma combativa el derecho a la educación pública y gratuita.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Aplastar el paquetazo en educación del gobierno

Durante el mes pasado se desarrollaron numerosas y combativas protestas en contra del paquete de medidas en educación del gerenciamiento proyanqui de Bachelet.

Los secundarios salieron a las calles en contra del proyecto de ley de “Nueva Educación Pública” (ver LRSJ N°10), que consiste en una falsa desmunicipalización, denunciándolo como un plan de precarización de la educación pública secundaria.

También los profesores denunciaron el carácter de esta ley, que mantiene la descentralización de la educación en cuanto al financiamiento, es decir, mantiene el recorte financiero.

Por otro lado, funcionarios y estudiantes de distintas Ues tradicionales se han movilizado en contra del proyecto de ley sobre Ues. del Estado (ver LRSJ N°9), que busca acabar con la autonomía universitaria, precarizar las condiciones laborales y aplicar un plan de desfinanciamiento a las universidades estatales.

Cabe señalar que esta última ley es dictada bajo el mandato expreso del Banco Mundial, que en marzo de este año negoció un préstamo con el MINEDUC de $150.000 millones para la implementación de esta “reforma”.

Ante este panorama, el oportunismo y el revisionismo dentro de la FECH, CONES y del Colegio de Profesores (CP) se han plegado a la agenda del viejo Estado y han dividido al movimiento por la educación, impulsando movilizaciones por separado, dividiendo entre secundarios, universitarios y profesores.

Es más, lo que han hecho es aprovechar la indignación de la masa para impulsar su reaccionaria idea de “incidir” en la reforma, que en los hechos es apoyar estas medidas proimperialistas, buscando ganar base de masas para que sus parlamentarios planteen con mayor fuerza sus propuestas de cara a las próximas elecciones.

Así, la CONES (falso PC) convoca a marchas “contra el acuerdo del gobierno con la derecha”, el CP (FA) su “marcha por la decencia” con Beatriz Sánchez, y la FECH (FA) impulsa el “Estatalesahoraonunca”, presentando indicaciones al parlamento, aliándose con los rectores y olvidando la lucha por la condonación de la deuda y por la gratuidad. Es decir, más del viejo y podrido cretinismo parlamentario.

Ante esto las masas, principalmente secundarias, se han rebelado y han desbordado a estos “dirigentes” impulsando protestas independientes y funas a los amarillos, que incluso han sido expulsados de las marchas.

Con esto se manifiesta la necesidad urgente de una plataforma de lucha que una a todos los sectores en contra de estos paquetazos antipueblo, tomando como ejemplo la lucha del SUTE del Perú, que ha logrado unir a profesores, estudiantes, auxiliares y familias en contra del paquetazo privatizador de Kuczynski, en base a una plataforma de lucha única.

Solo con una plataforma de lucha única e independiente de los electoreros, el movimiento estudiantil dejará de ser la masa de maniobra electoral del FA y el falso PC, y podrá conquistar sus demandas, golpeando al capitalismo burocrático en la educación y los paquetazos del viejo Estado.

Pliego de demandas del Movimiento Estudiantil:
1.- Rechazo al paquetazo contra la educación pública de Bachelet: Ley de Ues Estatales, Ley de Nueva Educación Pública.
2.- Gratuidad universal de la educación superior y condonación de la deuda por el CAE.
3.- Real fortalecimiento de la educación pública, mayor financiamiento y mejor infraestructura como base para el aumento de la matrícula.
4.- Condiciones laborales dignas y estables para los trabajadores de la educación, no más subcontrato, régimen a honorario ni a contrata.
5.- Real desmunicipalización de la educación secundaria, que los colegios vuelvan al Estado.
6.- Democratización: cogobierno y elección triestamental de las autoridades.
¡Por una línea clasista en el movimiento estudiantil!

Marcha de estudiantes secundarios contra la ley NEP

viernes, 18 de agosto de 2017

Ley de desmunicipalización: nuevo golpe a la educación

Hoy el gerenciamiento de Bachelet comienza la implementación de su ley de desmunicipalización de la enseñanza escolar, proyecto llamado “nuevo sistema de educación pública”.

Con esta, afirman atender a la demanda histórica del movimiento estudiantil de desmunicipalización de la educación, pero la verdad es que el proyecto no resuelve ninguno de los problemas de los profesores ni de los estudiantes.

Así, con esta ley la administración de los colegios pasará a ser de una “Dirección de Educación Pública”, unidad dependiente del MINEDUC, que a su vez se dividirá en 67 Servicios Locales (SL) que actuarán como sostenedores.

Los SL serán compuestos por un Director Ejecutivo designado por el Presidente de la República, quien a su vez tendrá la facultad de designar a las demás unidades del SL (de apoyo técnico-pedagógico, de planificación y control de gestión, y de administración y finanzas) y a los directivos, funcionaros y profesores de todos los colegios de su competencia.

En este servicio se tomarán todas las decisiones, incluyendo el cierre de establecimientos, mientras que en los consejos locales, organismo que crea esta ley donde se incluyen estudiantes y funcionarios de cada colegio, no será más que consultivo, es decir, no tendrá ningún poder de decisión.

Por otro lado, la ley establece modalidades de competencia entre escuelas como “convenios de desempeño” y “convenios de gestión” por los que deberán devorarse colegios públicos para poder mantener el minúsculo financiamiento que reciben.

Esta modalidad de competencia por el financiamiento está textualmente en los documentos del Banco Mundial, órganos del imperialismo yanqui, sobre educación, siendo la aplicación de la más estricta de los planes imperialistas en la educación.

Se podrían enunciar muchas más cosas, pero esto ya confirma que el que el viejo Estado y el imperialismo no tienen nada nuevo que ofrecer, sino mayor profundización del capitalismo burocrático en la educación ¡A oponerse y luchar contra esta ley!

miércoles, 16 de agosto de 2017

AND: Panorama de la estructura agraria en América Latina

Publicamos los 5 artículos de A Nova Democracia, periódico democrático brasileño, sobre la situación de la cuestión agraria campesina en los países de América Latina. Su autor es Vinicius Alves y la traducción fue realizada por el Periódico El Pueblo. 

El presente artículo tiene por objetivo hacer un breve panorama de la estructura agraria de América Latina y sus principales consecuencias para sus pueblos, con el fin de posibilitar una mejor comprensión de la cuestión agrario-campesina, cuestión central y principal en todos esos países, en los cuales se desenvuelve un capitalismo de tipo burocrático, asentando sobre bases semicoloniales y semifeudales.

Para ello se utilizaron los datos estadísticos elaborados por Oxfam, que en noviembre de 2016 lanzó un estudio titulado “Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina”. El estudio hace un análisis de la distribución de la tierra de quince países de América Latina y de la relación entre la distribución de la tierra y las desigualdades sociales, económicas y políticas existentes en la región.

El artículo será dividido en 5 partes, a saber:

Parte 1: abordará el papel del modelo agroexportador.
Parte 2: La distribución de la tierra en la región.
Parte 3: La relación entre la propiedad de la tierra y el poder político-económico.
Parte 4: Abordará las políticas de “reforma agraria” y demarcación de territorios indígenas.
Parte 5: El recrudecimiento de la violencia en las luchas por la tierra y territorio practicadas por las clases dominantes reaccionarias y la resistencia de los pueblos del campo, destacando las masas campesinas.

Las venas continúan abiertas


Las venas de América Latina continúan abiertas. El modelo agroexportador, “herencia” maldita del período colonial y cáncer actual, manifestación de la semicolonialidad, sigue siendo el principal “motor” de la economía en esta región. Tal permanencia es resultado de un proceso de “independencia” meramente formal, teniendo en vista la ausencia de revoluciones democráticas de viejo tipo victoriosas.

El proceso de formación inconcluso de los Estados nacionales latinoamericanos mantuvo un sistema de acumulación asentado en el latifundio, con la explotación de la fuerza de trabajo y con la apropiación de la riqueza por una oligarquía, que en general, manifestó y manifiesta poco aprecio por la nación y por el pueblo.

Los consecutivos gerenciamientos de turno que se han alternado en la administración de los viejos Estados latinoamericanos han mantenido el modelo agroexportador como base de sus economías, incluso aquellos que se autodenominan de “izquierda”. Ver los casos de Lula (2003-2010) en Brasil, Evo Morales (2006-) en Bolivia, Michelle Bachelet (2014-) en Chile, Rafael Correa (2007-2017) en Ecuador y Hugo Chávez (1999-2013) en Venezuela.

Este modelo se basa en la extracción y explotación de los recursos naturales para la obtención de grandes volúmenes de materias primas, en general, con un mínimo de procesamiento y de bajo valor agregado, dirigidas principalmente a los países imperialistas. Sin embargo, la oscilación de los precios de las materias primas en el mercado mundial hace a los países de la región dependientes y sus economías inestables.

De acuerdo a Oxfam, en América Latina el modelo agroexportador en la agricultura se caracteriza por la plantación monocultora de caña de azúcar, palma de aceite y soja. En la ganadería predomina la cría de ganado bovino. En la silvicultura, el monocultivo del eucalipto.

En el 2014, las materias primas dominaban la pauta de exportaciones de la mayoría de los países de la región. En el caso de Chile y Ecuador, las materias primas representaban más del 80% de las exportaciones. En Panamá, Colombia, Bolivia, Paraguay y Uruguay las materias primas representaban entre el 70 y el 79% de las exportaciones. En Venezuela, casi el 70%. En el Perú casi el 60%. En Argentina, Brasil y Nicaragua entre el 40 y el 50% de las exportaciones. Los menores valores ocurrieron en El Salvador, República Dominicana y México, en los que las materias primas eran menos del 20% de las exportaciones.

Porcentaje de participación de las materias primas en el valor de las exportaciones de una selección de 15 países de América Latina – 2014
La explotación de los recursos naturales en América Latina ha sido cada vez más financiada con capitales internacionales. Entre 1998 y 2007, las Inversiones Extranjeras directas (IED) en los sectores extractivos crecieron a un ritmo del 26% al año y de forma especialmente acelerada en países como Perú, en el que se han descubierto recientemente nuevos depósitos de hidrocarburos y minerales. “A fin de atraer esa inversión, los países aceptan ceder el control de sus recursos estratégicos y firmar acuerdos internacionales […] y de inversión diseñados para blindar los intereses de las corporaciones, llevando a la pérdida de la soberanía nacional y la desprotección de los derechos de las personas”, subraya el estudio de Oxfam. En ese sentido, el modelo agroexportador socava la soberanía de la nación, contribuyendo a su subyugación por el imperialismo.

El énfasis en un modelo agroexportador afecta el acceso y el control de la tierra. La expansión de este modelo implica la invasión, expropiación y/o degradación de las tierras de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, además de áreas naturales.

La expansión de las plantaciones agrícolas y forestales, de la ganadería, de las extracciones minerales y petroleras, contribuyen también a la disminución de la cantidad de tierras destinadas hacia la producción de alimentos para el mercado interno y consecuentemente, para el abastecimiento de la población.

Por ejemplo, en Brasil, durante el 2014, los monocultivos de la caña de azúcar y la soya ocupaban el 50,1% de la superficie total cultivada del país. Mientras, el arroz y los porotos ocupaban menos de 10 millones de hectáreas, la soya abarcaba un área de 30 millones y el maíz 15 millones de hectáreas. La soya y el maíz se utilizan principalmente para la engorda animal.

En Colombia, también en 2014, 7,1 millones de hectáreas -de una superficie agrícola de 8,5 millones- se ocupaban con los monocultivos de café, caña de azúcar y palma de aceite para la exportación, resultado: Colombia tuvo que importar arroz y porotos para abastecer a su población, lo que encareció el precio de estos alimentos.

En el Perú, en 2013, la explotación minera cubría un área equivalente al 21% del territorio nacional (27 millones de hectáreas).

Superficie agrícola en países seleccionados – 2014
Al considerar la cantidad de tierras controladas por el modelo agroexportador, su volumen de exportación, las inversiones estatales y privadas recibidas y los subsidios ofrecidos por los viejos Estados, se constata que este modelo, de manera general, poco contribuye a los sistemas tributarios, generando una baja contribución fiscal, lo que mina el poder de inversión de los viejos Estados de la región.

Además, en la región, la expansión del modelo agroexportador fue acompañada por el desmantelamiento de los pocos servicios estatales de crédito, seguros, asistencia tecnológica y comercial dirigidos a la agricultura campesina.

Es la lógica del capitalismo, la producción es socializada, pero la apropiación del fruto del trabajo es individualizada, pues la propiedad privada está concentrada (monopolizada) en manos de una pequeña proporción de la población. Así, la riqueza generada por el modelo agroexportador es desigualmente distribuida, así como también sus efectos destructivos. Para las clases dominantes es el bono, mientras que para el pueblo la carga.

Concentración de tierra


América Latina es la región del mundo con la peor distribución de las tierras. Esta extrema concentración de la tierra en América Latina ha afectado el desarrollo económico y social de sus países, no limitándose sólo a las áreas rurales.

Oxfam destaca que “la extrema desigualdad en el acceso y control de la tierra es uno de los grandes problemas no resueltos en América Latina”, siendo “al mismo tiempo causa y consecuencia de estructuras sociales polarizadas y con niveles intolerables de pobreza y desigualdad”. Este problema contribuye a la limitación de los empleos, expulsión de la población del campo (éxodo rural), ampliación de la pobreza y miseria en las ciudades, además de la pérdida de la soberanía alimentaria.

Antes de pasar el análisis de los datos estadísticos sobre la distribución de la tierra en la región, cabe señalar cuatro importantes aspectos metodológicos utilizados en el estudio aquí discutido. En primer lugar, Oxfam se basó en los censos agropecuarios de 15 países de América Latina. Los censos se basan en explotaciones agropecuarias y no en propietarios. Así, una persona puede poseer o administrar más de una explotación, lo que hace que el grado de concentración de la tierra sea mayor que el aquí presentado.

En segundo lugar, los campesinos sin tierra no se contabilizan, pues en muchos países no se sabe cuántos son. Si éstos se contabilizaban, el grado de concentración de tierra sería aún mayor.

Tercero, los censos no se realizan con la frecuencia necesaria. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) recomienda actualizar el censo agropecuario al menos cada diez años. En la práctica, pocos países realizan esa recomendación, incluso Brasil, que realizará su Censo Agropecuario este año. En ese sentido, los datos aquí utilizados no se refieren al mismo año, pero posibilitan una visión general de la estructura agraria de América Latina.

Cuarto, el tamaño de los territorios de los países latinoamericanos varía bastante, desde países con extensión continental como Brasil, a países como El Salvador, menor que muchas ciudades brasileñas, lo que lleva a diferencias en la definición de lo que son grandes y pequeñas explotaciones agrícolas.

A partir del análisis de los datos de los 15 censos agropecuarios de países latinoamericanos, la Oxfam concluyó que el 1% de las explotaciones agropecuarias tenían más tierras que el 99% restante. El 1% de las propiedades de mayor tamaño concentraban más de la mitad de la superficie agrícola: el 1% de las explotaciones agropecuarias realizadas en latifundios concentraban el 51,19% de las tierras; El 99% de las explotaciones ocupaban el 48,81%. En promedio, las grandes propiedades presentan un tamaño de 2 mil hectáreas, equivalente a 4 mil campos de fútbol.

Porcentaje de tierra controlada por el 1% de las grandes explotaciones agropecuarias frente al 99% restante 
La proporción de tierras concentradas de las explotaciones agropecuarias practicadas en latifundios varía en los 15 países. Los casos más extremos son en Colombia, Chile, Perú, Paraguay y Bolivia. Los países menos desiguales son Uruguay, Ecuador y Nicaragua.

En Colombia, el 0,4% del total de las explotaciones agropecuarias en latifundios concentraban el 68,6% de la tierra productiva. En Chile, el 0,89% de las grandes explotaciones ocupaban el 74,49% de las tierras, el restante ocupaba el 25,51%. En el Perú, el 1,06% de las grandes explotaciones ocupaban el 77,03% de las tierras, mientras que el resto poseía el 22,97%. En Paraguay, el 1% concentraba el 71,30% de las tierras, el 99% restante ocupaba el 28,70%. En Bolivia, el 1% de las grandes explotaciones concentraban el 65,72% de las tierras y el 99% concentraba el 34,28%.

En el Brasil, el 1% de las grandes explotaciones concentraban el 44,42% de las tierras, mientras que el 99% restante tenía el 55,58%.

A pesar de que la tierra está concentrada en manos de terratenientes y empresas, en América Latina predominan las explotaciones agropecuarias realizadas en pequeñas propiedades. Según Oxfam, de cada cinco explotaciones agropecuarias, cuatro son pequeñas propiedades. En América Latina, las pequeñas propiedades eran el 82,7% de las explotaciones agropecuarias. Sin embargo, el 80% de las pequeñas propiedades ocupaban menos del 13% de las tierras en la región.

En América del Sur, la pequeña propiedad tiene en promedio 9 hectáreas, y en América Central 1,3 hectáreas. El pequeño tamaño de la propiedad tiende a colocar a las familias campesinas en estado de vulnerabilidad y de inviabilizar una producción rentable, que garantice la supervivencia de las familias. Lo que puede contribuir a la migración de la familia campesina hacia la ciudad (éxodo rural), principalmente de sus miembros más jóvenes.

Superficie controlada por las pequeñas explotaciones agropecuarias en América Latina
Los países que presentaban la mayor participación de las pequeñas propiedades en el total de las explotaciones agropecuarias fueron Paraguay, Guatemala, Brasil, El Salvador y Colombia.

En Paraguay, las pequeñas propiedades eran el 91,4% del total de las explotaciones agropecuarias; En Guatemala eran el 86,5%; 86% en Brasil; En El Salvador eran 85,8% y en Colombia eran el 84% del total de las explotaciones.

Los países en los que las pequeñas propiedades ocupaban menos tierras fueron Colombia, Chile, Perú, Paraguay y Costa Rica.

En Colombia, las pequeñas propiedades manejaban el 3,8% de las tierras; En Chile el 3,9%; En Perú el 5,9%; En Paraguay 6,3%; Y en Costa Rica el 7,7% de las tierras.

Relacionando la proporción de pequeñas propiedades frente al total de las explotaciones agropecuarias y la cantidad de tierras controladas por las pequeñas propiedades, se verifica que en Paraguay las pequeñas propiedades, que eran el 91,4% de todas las explotaciones, ocupaban apenas el 6,3% de las tierras. En Colombia, las pequeñas propiedades eran el 84% de todas las explotaciones, pero sólo tenían el 3,8% de las tierras. En Brasil, las pequeñas propiedades eran el 86% de las explotaciones, sin embargo, ocupaban sólo el 21,4% de las tierras.

En la mayoría de los países hubo una ampliación del área de producción agropecuaria, normalmente, a costa de las tierras campesinas e indígenas, además de la vegetación original.

En Paraguay, entre 1991 y 2008, fueron incorporados siete millones de hectáreas, de las cuales seis millones correspondían a latifundios. La pequeña producción perdió 16% de su superficie productiva. En Colombia, el latifundio se expandió ocupando 77% del área agropecuaria en 2014, mientras las explotaciones con menos de 10 hectáreas se redujeron, poseyendo apenas el 4% de las tierras.

Porcentaje de tierra en manos del 1% de las explotaciones agropecuarias de mayor tamaño 
El análisis de los datos permite afirmar que en América Latina predomina la pequeña propiedad, sin embargo, la mayor parte de las tierras ha sido apropiada por el latifundio, mientras que las pequeñas explotaciones se han limitado a diminutas extensiones de tierras.

Las pequeñas propiedades, en su mayoría, están compuestas de campesinos, que se basan en el trabajo familiar, producen para la subsistencia y/o abastecen gran parte del mercado interno, pero casi no reciben apoyo estatal o privado. En criterios relativos, la pequeña propiedad es más productiva y eficiente económicamente que los latifundios, sea de viejo o nuevo tipo (agronegocio).

Los censos agropecuarios llevados a cabo en América Latina.


Tierra y poder


El monopolio de la tierra es fuente de poder político y económico. La disputa por la tierra siempre ha sido una disputa por poder. El control de esta por las clases dominantes reaccionarias se ejerce principalmente mediante la violencia. El que ejerce el control de la tierra decide sobre su uso y determina el destino de los beneficios de su explotación.

Las clases dominantes, especialmente los terratenientes, han utilizado su poder para influir en las decisiones políticas y reguladoras que afecten a sus intereses en torno a la tierra. Además, los monopolios nativos o extranjeros, instrumentos de dominación del imperialismo, han aumentado su actuación en el sector agropecuario en la región aquí analizada.

Un conjunto de factores ha atraído el interés de los monopolios extranjeros en América Latina, tales como: la demanda insaciable por materias primas y energías por las potencias imperialistas, el precio más bajo de la tierra, la disponibilidad de agua, beneficios fiscales, subsidios, facilidades en la remesa de los beneficios hacia el exterior, legislaciones ambientales y laborales frágiles, etc.

Los monopolios ejercen su dominio a través de un complejo sistema de relaciones políticas, económicas (comerciales y financieras), legal e ilegal, lícito e ilícito. La participación no siempre es evidente.

El estudio de Oxfam destaca la dificultad de saber quiénes son los propietarios de las tierras en la región, ya que la oscuridad de las transacciones, el uso de sociedades fantasmas, la titulación a nombre de terceros, el secreto y las barreras burocráticas en los órganos de los viejos Estados que administran los catastros y los registros de la propiedad crean un escudo que oculta la verdadera identidad de los propietarios.

Un conjunto de factores aislados que conjuntamente posibilitan el dominio completo de la tierra y de sus recursos naturales por los monopolios, tales como: el control de los flujos de capitales del mercado vía acción monopolista, de las acciones de un rol de empresas; La creación de filiales; Los acuerdos con empresas nativas, latifundistas y hasta campesinos; La influencia en las decisiones de los organismos internacionales (OMC, G7, G20, etc.) y de los gerenciamientos (“gobiernos”, nota nuestra) de turno sobre las medidas y los marcos normativos que afecten sus intereses.

El control ejercido por los monopolios se hace en toda la cadena productiva (producción, circulación y comercialización). Por ejemplo, las materias primas agrícolas producidas son adquiridas por las multinacionales, que se ocupan de su recolección, procesamiento y distribución en el mercado mundial. Este mercado ha sido dominado por el oligopolio del “ABCD”, integrado por ADM, Bunge, Cargill y Louis Dreyfus, que juntas comercializan gran parte de los alimentos producidos y consumidos en el mundo y, en años recientes, ha controlado casi tres cuartas partes del comercio mundial de granos.

En 2014, en Paraguay, el oligopolio compuesto por Cargill, ADM, Bunge, Compañía Paraguaya de Granos, Noble, Grupo Favero y Louis Dreyfus, ordenados según el grado de importancia, concentró más del 80% de las exportaciones de soja y derivados. Las empresas tenían sus propias infraestructuras de transporte y almacenamiento, incluyendo silos, embarcaciones y puertos en todo el país.

En Bolivia, la exportación de la soja y derivados era controlada por cuatro empresas, que juntas exportaban el 77% de los granos en el país: Gravetal, de Venezuela (31%), Fino, de Perú (22%), ADM (13%) y Cargill (11%).

Es decir, los monopolios extranjeros son los que deciden qué, cómo, cuándo y cuánto producir, así como son quienes se apropian de los mayores beneficios de la explotación de las tierras.

Latifundios, monopolios y el sistema político


Los terratenientes y los monopolios han ejercido fuertes presiones sobre los gerentes de turno y parlamentarios para que éstos adopten medidas políticas que atiendan sus intereses, además de financiar campañas electorales a cambio de favores.

Por ejemplo, en Perú, Ollanta Humala (2011-2016), que llegó a la gerencia federal del viejo Estado con un discurso de “cambio social”, se alió a las clases dominantes, que antes criticaba. Humala nombró agentes de los monopolios para la administración estatal, además de aprobar un “paquetazo” (de medidas gubernamentales, nota nuestra) que privilegió a las mineras, como la flexibilización de los procedimientos de aprobación de estudios ambientales y arqueológicos y la utilización de tierras comunales campesinas.

En Brasil, la bancada latifundista, defiende los intereses de esa clase en el Congreso Nacional. Esta bancada ha sistemáticamente bloqueado cualquier acción estatal de expropiación de inmuebles rurales que no cumplan su función social, tal como establece la propia Constitución burguesa. También rechazan la demarcación de territorios indígenas y quilombolas (refugios de esclavos africanos, nota nuestra).

Monopolio de la tierra y desigualdades


El monopolio de la tierra es tanto una herencia colonial como un cáncer actual. Históricamente, las oligarquías latifundistas, designadas en algunos países como terratenientes, y más recientemente, los monopolios, controlan la tierra, sus recursos y la riqueza generada a partir de ella.

La distribución desigual de las tierras es un problema estructural en toda América Latina, resultado de la ausencia de revoluciones democráticas victoriosas, que distribuyesen e incentivaran el uso de la tierra de forma productiva, contribuyendo al desarrollo de la economía y de la nación.

La concentración de la tierra es un obstáculo para el crecimiento económico de la región, además de ser una de las principales causas de las desigualdades económicas y sociales enfrentadas por sus pueblos. Según Oxfam, las 32 personas más ricas en América Latina concentraban la riqueza equivalente a los 300 millones más pobres, siendo que el 64% de esta riqueza proviene de activos no financieros, destacándose el control de la tierra.

Los terratenientes tienen una serie de privilegios fiscales en la región. Según el estudio aquí utilizado, los impuestos sobre la propiedad de la tierra suelen ser irrisorios debido a tres razones. En primer lugar, “los valores catastrales suelen estar muy por debajo del valor real de mercado y no se actualizan con suficiente frecuencia”. En segundo lugar, “las tasas con que se marca la propiedad rural suelen ser muy bajas y regresivas”. Y tercero, “los gobiernos locales […] a menudo están bajo el control de las élites locales que son propietarias de tierra, que pueden bloquear la aplicación de sistemas impositivos más justos y eficientes”.

Esto contribuye a la improductividad del latifundio y al mantenimiento del carácter especulativo de la tierra, además de negar al acceso a la tierra a millones de campesinos, indígenas y comunidades afrodescendientes.

La democratización de la tierra significa una mejor distribución de los recursos, generando más empleos en las áreas rurales, distribuyendo mejor la riqueza y, por lo tanto, contribuyendo significativamente a reducir la pobreza y las desigualdades. Las pequeñas producciones pueden ser más productivas por hectárea que las grandes cuando existen las condiciones adecuadas.

Reforma agraria versus Revolución Agraria


Al analizar el desarrollo de las estructuras agrarias de los países latinoamericanos, Oxfam destaca que ningún proceso de reforma agraria ha logrado una transformación profunda y duradera de la propiedad de la tierra. Se citan las experiencias de México (década de 1910), Perú (1969), Nicaragua (década de 1980), Bolivia (1953-1954), Paraguay (1963), Brasil (a partir de 1985), Guatemala (1996) y El Salvador (1992).

En México, la reforma agraria, fruto de un proceso revolucionario basado en el lema “tierra para quien en ella vive y trabaja”, realizó a lo largo de la década de 1910 la expropiación de latifundios y la entrega de las tierras a la población, conformándose los ejidos – propiedad colectiva, intransferible, inalienable e innegociable – y comunidades campesinas, en las que la propiedad era estatal. Sin embargo, a lo largo de las décadas siguientes, los avances obtenidos fueron siendo gradualmente removidos. En 1992, los ejidos pasan a ser vendidos. En 2007, el 1% de las grandes explotaciones concentraba el 56,02% de las tierras, mientras que el 99% restante concentraba el 43,98%.

En el Perú, el gerenciamiento militar fascista de Juan Velasco Alvarado (1968-1975), que llegó a la cabeza del viejo Estado tras un golpe en octubre de 1968, distribuyó entre 1969 y 1975 10 millones de hectáreas de tierras expropiadas del latifundio a los trabajadores. En las décadas siguientes ocurrió una reconcentración de la tierra en manos de los terratenientes (latifundistas).

En Nicaragua, entre 1979 y 1990, los gerenciamientos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) redistribuyeron el 25% de las tierras del país a empresas estatales, cooperativas y familias campesinas. En la década de 1990, gran parte de las cooperativas habían desaparecido. En 2014, las pequeñas propiedades, que eran el 70,8% del total de las explotaciones agropecuarias, ocupaban apenas el 10,7% de las tierras. Por otro lado, el 1% de las grandes explotaciones concentraban el 24,63% de las tierras.

En Bolivia (1953-1954), las tierras entregadas por el viejo Estado nunca llegaron a las manos de aquellos que en ella viven y trabajan. Sólo el 8% de las tierras fueron distribuidas a campesinos y pequeños propietarios durante las décadas de reforma agraria.

En Paraguay, el régimen militar fascista de Alfredo Stroessner (1954-1989), realizó una “reforma agraria” que distribuyó tierras a grandes empresarios, políticos, militares y funcionarios de alto rango en los órganos del viejo Estado. En ese período, éstos recibieron cerca de siete millones de hectáreas de tierras, siendo el 64% vía “reforma agraria”.

En Brasil, según los datos del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA), el gerente Sarney (1985-1989) asentó 89.950 familias; Fernando Collor e Itamar Franco (1990-1994) asentaron a 60.188 familias; La gestión FHC / PSDB (1995-2002) 540.704 familias; Lula / PT (2003-2010) 614.088 familias; Y Dilma / PT en el primer mandato 107.354 familias. Sin embargo, los números del INCRA son incoherentes. Según el artículo de Ariovaldo Umbelino de Oliveira, los gerenciamientos de Lula asentaron 215 mil familias y Dilma en el primer mandato 31 mil familias. Números exiguos frente a la demanda nacional.

En El Salvador y Guatemala, los “acuerdos de paz”, firmados respectivamente en 1992 y 1996, tenían como clausulas la reversión de una de las causas estructurales de las guerras civiles, la extrema concentración de la tierra en manos de los terratenientes. Dos décadas después, prácticamente nada cambió en la estructura agraria de esos dos países de Centroamérica. En El Salvador, el latifundio concentraba el 28,6% de las tierras, mientras que en Guatemala el 47,96%.

Se debe hacer un paréntesis para registrar que el “acuerdo de paz” entre el viejo Estado colombiano y las FARC también trae como uno de los puntos de la negociación la distribución de la tierra. En el “acuerdo” se habla de una “reforma rural integral”, con la regularización de las pequeñas y medianas propiedades rurales.

En países como Bolivia, Brasil y Ecuador, la Constitución permite al viejo Estado expropiar tierras que no cumplan su función social. Sin embargo, el “sacrosanto” derecho a la propiedad privada está por encima del derecho colectivo, el interés particular por sobre el interés general. “Es mucho más probable que una comunidad sea desalojada para dar paso a una industria extractiva a que un terrateniente sea expropiado para distribuir la tierra entre familias campesinas”, subraya Oxfam.

Estos ejemplos ilustran que el poder latifundista ha impuesto toda su influencia para bloquear o revertir los avances redistributivos que lograron algunos procesos de reforma agraria, principalmente aquellos frutos de luchas armadas.

“Transformar las estructuras de propiedad de la tierra significa enfrentar el poder y alterar un orden social que está enraizado en una cultura que es más cercana al feudalismo que a una democracia moderna donde se menosprecia, explota y discrimina a las personas que trabajan la tierra” dice el estudio.

El letargo en la demarcación de las tierras indígenas


El estudio de Oxfam permite verificar que Brasil no es el único país de la región en el que la demarcación de las tierras indígenas está prácticamente paralizada.

En Perú es más rápido obtener una licencia para una explotación mineral que una comunidad indígena obtenga su derecho legalmente reconocido sobre el territorio. Para una regularización del territorio, una comunidad indígena debe desarrollar 27 etapas con un período de espera de una década para ver su territorio regularizado. En cambio, una explotación mineral precisa enfrentar 7 etapas y esperar 3 meses para obtener la concesión. Como resultado, entre 2007 y 2015 fueron regularizados 50 territorios indígenas, mientras que han sido aprobados más de 35 mil concesiones minerales, dígase de paso, muchas de ellas en territorios indígenas.

La casi paralización de las demarcaciones de tierras indígenas está relacionada con la expropiación de las tierras para las actividades económicas. “Una de cada tres hectáreas que se entregó en concesión para una explotación mineral, petrolífera, agroindustrial y forestal en América Latina – como en otras regiones del mundo – pertenecen a pueblos indígenas. La expansión minera y petrolífera en Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, donde cada vez son más frecuentes y agudos con los habitantes indígenas, afectan a sus territorios o alteran las fuentes de agua de las cuencas de las que dependen. En Colombia, las plantaciones de banano y aceite de palma se han instalado sobre las tierras de las que fueron expulsadas violentamente las comunidades afrocolombianas”, denuncia Oxfam.

Camino burocrático versus camino revolucionario


La causa del fracaso de las reformas agrarias y de las demarcaciones de territorios indígenas está en el hecho de no haberse enfrentado al poder latifundista y destruido su base, que es el latifundio, lo que sólo es posible con la Revolución Agraria, como parte integrante de la Revolución De Nueva Democracia ininterrumpida al socialismo.

Violencia sistémica y actual


La disputa por la tierra en América Latina ha generado a lo largo de los siglos innumerables enfrentamientos internos. La represión y criminalización de las luchas por la tierra y el territorio es un estándar común en la región.

El modelo agroexportador es un fomentador de conflictos territoriales y de desigualdades. La expansión de ese modelo ha contribuido al aumento de los índices de violencia contra las comunidades campesinas, indígenas, afrodescendientes, poblaciones extractivas, entre otros grupos que dependen de la tierra para vivir y trabajar. Estos son agredidos, perseguidos, expulsados, criminalizados, detenidos, asesinados por defender sus derechos a tierra y territorio, y por resistir valiente a las actividades que atentan contra sus medios de vida y trabajo.

El avance del modelo agroexportador se alía a la negación sistemática de los derechos de las poblaciones rurales -que sólo existen en las letras muertas de las leyes- y la adopción de políticas que favorezcan a las clases dominantes, contribuyendo al agravamiento en el cuadro de violencia en América Latina.

La represión se ha intensificado en las últimas décadas, manifestándose principalmente en el aumento en el número de personas asesinadas.

“La creciente persecución y criminalización de comunidades campesinas e indígenas, mujeres y hombres en defensa de la tierra y de los recursos naturales forma parte de una estrategia de represión que se extiende por toda América Latina. Es posible reconocer tácticas comunes muy preocupantes, tales como la militarización de los territorios con estados de excepción cada vez menos excepcionales, la participación en de agentes de seguridad privada y grupos criminales junto a las fuerzas policiales y militares en los desalojos , la instrumentalización del aparato de justicia para deslegitimar la protesta social”, subraya Oxfam.

En 2015, según Oxfam, América Latina fue la región del mundo en la que más se mataron personas en conflictos agrarios: 122 personas asesinadas de las 185 registradas en el mundo. Obviamente este número es subestimado, teniendo en vista que muchos casos no se registran o no son tratados como conflictos agrarios. Brasil lideró los rankings mundiales y regionales de asesinatos, con al menos 50 muertos, casi la mitad de ellos en Rondônia.

En el campo, la impunidad y la acción selectiva del poder judicial hacen que la mayoría de los crímenes cometidos contra las poblaciones rurales ni siquiera sean registrados, lo que imposibilita conocer la dimensión real de la violencia, además de retroalimentarla.

Para una familia campesina perder la posesión de la tierra significa tener que adquirirla o depender de un trabajo asalariado, casi siempre temporal y precario, para asegurar la alimentación y otras necesidades básicas. Para los pueblos indígenas y afrodescendientes, la tierra no sólo presenta un valor económico, consiste en la base material de su identidad cultural.

8º Congreso de la Liga de Campesinos Pobres del Norte de Minas y Sur de Bahia (Foto: Ellan Lustosa/AND). En el lienzo se lee “Contra la crisis: ¡tomar todas las tierras del latifundio!

Viejo Estado y Latifundio contra movimientos populares


Algunos ejemplos corroboran la afirmación de que la violencia contra las poblaciones del campo y sus movimientos es algo intencional, fruto de decisiones políticas y de la colusión entre el viejo Estado y las clases dominantes reaccionarias.

En el Paraguay, en 2013, se produjo la reforma a la “Ley de Defensa Nacional y de Seguridad Interna”, que permite que el gerenciamiento (“gobierno”) federal utilice al ejército de manera inmediata para actuar en el país contra “amenazas y enemigos internos”. Movimientos campesinos e indígenas han denunciado que esta ley se ha sumado a otras para profundizar la criminalización de las luchas por tierra y territorio. Los informes de torturas, detenciones arbitrarias, uso abusivo de la fuerza, desalojos y hasta asesinatos han sido denunciados en organismos nacionales e internacionales. En ese país, la aceleración del proceso de concentración, aliado a las políticas del viejo Estado, expulsó a más de 585 mil personas de sus tierras en 10 años.

En Ecuador, el Consejo Nacional Indígena ha denunciado el abuso de la declaración del “Estado de excepción” como una estrategia de los gerenciamientos para reprimir la protesta social en las zonas de interés de la minería y de las petroleras.

En Bolivia, el Movimiento de Trabajadores sin Tierra, ha sido prácticamente anulado por el gerenciamiento de Evo Molares mediante la Ley 477, la que castiga la ocupación de tierras con penas que van desde los 3 a 8 años de detención.

El riesgo que corre el palo, corre el hacha


Como dice el aforismo: donde hay opresión, hay rebelión. Y como dice la canción: el riesgo que corrió el palo, corre el hacha. El descontento social es cada vez mayor. La lucha por la tierra y por el territorio no cesa, por el contrario, avanza y se radicaliza.

Frente a la violencia sufrida, las poblaciones del campo se organizan y recurren cada vez más a las ocupaciones para reivindicar sus derechos, rechazando el modelo agroexportador. En esa lucha, se enfrentan a las fuerzas represoras de los viejos Estados y los grupos paramilitares al servicio de terratenientes y monopolios, nativos o extranjeros.

Cabe destacar el papel activo de las mujeres, que han ido a la línea de frente en la lucha por la tierra y por el territorio. Las mujeres de las comunidades afrodescendientes, campesinas e indígenas, además de ser sometidas a explotación y opresión del latifundio, de la gran burguesía (burocrática y compradora) y del imperialismo, sufren con una cuarta montaña: la opresión sexual.

En el campo, el peso de la semifeudalidad, que busca subyugar a las mujeres y subordinarlas al trabajo doméstico es más intenso. Allí, el poder patriarcal se hace más fuerte. La cultura semifeudal hace que las mujeres sean estigmatizadas, hostilizadas y reprimidas cuando se atreven ir contra las normas culturales, sociales y religiosas de las clases dominantes.

Pero las mujeres se han incorporado cada vez más a la lucha por la defensa de la tierra y del territorio. Las mujeres han desempeñado un papel de liderazgo. Las mujeres, muchas veces con sus hijos, encabezan las manifestaciones, resisten a los desalojos, trabajan en la organización de los campamentos y asentamientos.

Por ejemplo, en Honduras, las mujeres afrodescendientes, campesinas e indígenas encabezan la lucha contra los desalojos, muchos de ellos relacionados con proyectos de infraestructura, como hidroeléctricas. Entre 2010 y 2013, más de 1.384 campesinas fueron procesadas en 15 departamentos del país. Entre 2010 y 2015, 109 mujeres fueron asesinadas en el contexto de los conflictos agrarios.

Revolución de Nueva Democracia


Para las comunidades afrodescendientes, campesinos e indígenas, el acceso y control de la tierra y del territorio no será alcanzado por el camino burocrático a través del viejo Estado, sino por el camino revolucionario. Esta revolución es la Revolución Agraria, que inicia la Revolución de Nueva Democracia, cuyo objetivo es remover las tres montañas que explotan y oprimen a los pueblos de las colonias y semicolonias: el latifundio, la gran burguesía y el imperialismo, sentando las bases para la construcción socialista hacia el luminoso comunismo.

jueves, 27 de julio de 2017

Documento: Capitalismo Burocrático en la Educación

El Movimiento Estudiantil y el Capitalismo Burocrático en la Educación


Publicamos el documento "El Movimiento Estudiantil y el Capitalismo Burocrático en la Educación" del FERP, cuya primera edición fue en junio de 2016.

En este buscamos analizar de manera científica el carácter de la educación en Chile, que es reflejo del carácter de la sociedad chilena, analizando distintos datos y experiencias. Con este análisis concreto de la situación concreta nos guiamos para luchar por conquistar el derecho del pueblo a la educación y por dirigir el movimiento estudiantil por el camino revolucionario.

Entre otras cosas, en la primera parte de este documento analizamos el carácter de la sociedad chilena y las tres montañas que oprimen al pueblo (el imperialismo, la semifeudalidad y el capitalismo burocrático), las tres líneas del capitalismo burocrático y cómo se manifiesta en la educación superior, la penetración el imperialismo en la educación y sus planes Bolonia y Tunning, con su agencia en Chile, el MECESUP. En la segunda parte, analizamos la historia del movimiento estudiantil, su importancia, su papel en la revolución de nueva democracia, experiencias internacionales, principios, demandas y la dirección que necesita el movimiento estudiantil chileno.

Con este buscamos aportar al desarrollo del análisis del carácter de la sociedad chilena y elevar el nivel de conciencia político de las masas de estudiantes que hoy combaten y resisten por el derecho a la educación.

El movimiento estudiantil y el capitalismo burocrático en la educación

viernes, 16 de junio de 2017

¡Educación gratuita, científica, nacional y al servicio del pueblo!

Editorial N°8

¡EDUCACIÓN GRATUITA, CIENTÍFICA, NACIONAL Y AL SERVICIO DEL PUEBLO! 


Miles de estudiantes se pliegan a las calles en protestas, marchas y cortes de calles por el derecho a la educación, teniendo como respuesta del viejo Estado una creciente represión, con estudiantes gravemente heridos numerosas detenciones arbitrarias, golpizas y gas lacrimógeno a destajo. El combativo estado de ánimo de las masas debe llenarnos de optimismo.

Mientras tanto la CONFECH impulsa las “cinco indicaciones” (fin a la deuda, gratuidad, fortalecimiento de la ed. pública, marco regulatorio y fin al lucro) para “incidir” en esta “reforma” que solo profundiza el capitalismo burocrático en la educación (ver edición anterior). Esto en los hechos es hacer conducta y lobby, y enfrascarse en el parlamento, órgano de legitimación de las clases opresoras, que históricamente ha servido para contener las demandas del pueblo.

Ejemplo de lo anterior es el de Iván Fuentes, antes dirigente de las protestas que paralizaron Aysén el 2012, hoy miembro del parlamento y acusado de recibir sobornos y financiamiento de las mismas pesqueras contra las que las masas ayseninas protestaron.

Es por esto que el movimiento estudiantil no debe dejarse engañar por quienes plantean “reformar” el viejo Estado y usar nuestras justas luchas como campaña electoral.

Por el contrario, cuando los estudiantes luchan contra la educación de pago, lo que se manifiesta es el odio de la masa contra el capitalismo burocrático, modelo que está presente en todo ámbito de la vida del pueblo, tanto en la salud de pago, como en los salarios de miseria, las pensiones de hambre, etc.

La raíz de los problemas de las masas es el capitalismo burocrático sostenido por el viejo Estado, y no tal o cual gobierno, tal o cual reforma, siendo la revolución democrática la única capaz de barrerlo. Es por esto que es necesario que el movimiento estudiantil esté al servicio de la revolución chilena.

Esto demanda levantar una organización clasista a nivel nacional, una organización que agrupe a estudiantes de todo Chile, que tome posición por el proletariado y el pueblo y que dirija al movimiento estudiantil contra las tres montañas que nos oprimen: el imperialismo, la semifeudalidad y el capitalismo burocrático.

Una tarea urgente para desarrollar esa organización clasista es definir una plataforma de lucha.

Esta permitirá guiar a las amplias masas de estudiantes, principalmente los más pobres, a luchar por reivindicaciones concretas que representan su anhelo de conquistar el derecho del pueblo. Así, en medio de su lucha podremos elevar su conciencia política, hasta que más amplias masas comprendan que la lucha por la educación es parte de la lucha del pueblo por el poder, de la revolución, y que tomen tareas en ella.

Hoy una plataforma de lucha clasista es la de educación gratuita, científica, nacional y al servicio del pueblo:

Gratuita porque queremos que todos, especialmente los más pobres, tengan el derecho real a educarse en todos los niveles. Con gratuidad expulsamos a la banca y a la burguesía monopólica de la educación.

Científica, es decir, no solo teórica, sino también práctica. Hoy se nos enseñan dogmas, a responder a, b o c, a memorizar conocimientos que solo cuando salimos a trabajar vemos cómo funcionan en realidad, y muchas veces no tienen nada que ver con lo que nos enseñaron. Solo ligando teoría y práctica podemos llegar a conocimientos completos.

Nacional para que responda a las necesidades de nuestro país, que se aboquen al estudio y protección de nuestros recursos naturales, de nuestras culturas y no los intereses del imperialismo, que hoy tiene a carreras como pedagogía totalmente desfinanciadas.

Y al servicio del pueblo, que la educación responda a las necesidades de los más pobres de la sociedad chilena, de obreros, campesinos, pobladores y no de la burguesía monopólica ni los terratenientes, como hoy ocurre con liceos cayéndose a pedazos para generar mano de obra barata, y centros de formación o institutos de tercera categoría para los más pobres.

Esta es la consigna que los estudiantes revolucionarios deben popularizar por doquier, para que las masas la hagan suya, y elevarla. Solo así podremos desarrollar las bases para dirigir el movimiento estudiantil por el camino revolucionario.



miércoles, 12 de abril de 2017

Reforma educacional y perspectivas de lucha

Movimiento Estudiantil 

REFORMA EDUCACIONAL Y PERSPECTIVAS DE LUCHA



Tras la junta militar fascista, se impuso con genocidio las “dos puñaladas a la educación”: la libertad de enseñanza (cualquier burgués puede ser dueño de los establecimientos) y la descentralización (el estado deja de financiar las instituciones, las universidades comienzan a cobrar arancel), precarizando la educación.

Los gobiernos demoliberales de la Concertación (hoy Nueva Mayoría) y la Alianza (hoy Chile Vamos) las profundizaron, atizando la rebelión estudiantil que ha desplegado poderosas marchas desde el 2006.

Bachelet, representante de la gran burguesía, impulsa la Reforma Educacional que mantiene estas dos puñaladas. Habla de “gratuidad en 6 años más” siendo hoy sólo una beca; mantiene el CAE, crédito usurero que condena a endeudarse a más de un millón de estudiantes; dice reducir la segregación, pero no elimina el SIMCE ni la PSU; plantea fin al lucro pero permite “fusiones” de universidades privadas, generando mayor monopolio para sus dueños; entre otras cosas.

Frente a la Reforma, las direcciones de la CONFECh sólo la rechazan para implementar otra hecha por sus partidos oportunistas, posición del Pdte de la FECH Daniel Andrade (UNE). Otros llaman a perfeccionar la reforma como Camilo Sánchez, pdte. de las JJ”CC” o Francisca Flores, vocera de la CoNES. Estos oportunistas, lejos de estar preocupados de conquistar las demandas estudiantiles, solo quieren puestos en el viejo Estado.

Los estudiantes deben rechazar y botar la Reforma y seguir luchando por una educación gratuita. Pero no basta con esto, debemos luchar por una educación que esté al servicio de nuestro pueblo y no del imperialismo ni de la gran burguesía; y que ligue la teoría con la práctica, es decir que sea científica. Solo así le daremos duros golpes al capitalismo burocrático.

El método para conquistar la educación gratuita, nacional, científica y al servicio del pueblo y demás derechos es volcándose a la protesta popular, organizándola, transformando centros de estudiantes y federaciones en organismos de lucha.

Debemos ir a los pobres del campo y ciudad para involucrar al pueblo a la lucha por el derecho a la educación.

Así recuperaremos la educación gratuita que se nos ha arrebatado y conquistaremos el derecho de educarse más ampliamente para el pueblo; avanzando a acabar con la crisis en la educación, cuestión que solo será posible arrancando de raíz a los monopolios de la educación con la Revolución de Nueva Democracia.


"Por verdadera gratuidad desarrollar la protesta popular" Lienzo de FERP durante la marcha estudiantil del 11 de abril.

lunes, 20 de marzo de 2017

¿Qué nos enseña la "gratuidad" de Bachelet?

Análisis 

¿QUÉ NOS ENSEÑA LA “GRATUIDAD” DE BACHELET? 


Comienza por enseñarnos dos cosas: por un lado muestra lo podrido que está este Estado al ser incapaz de cumplir cualquier promesa, como también, muestra la desesperación de la gran burguesía frente a la creciente protesta estudiantil que enciende la protesta popular en general. 

Hemos tenido grandes jornadas de lucha, donde se ha manifestado la potencia de un audaz movimiento estudiantil, donde la creatividad sobrepasa límites al desarrollar la cultura al servicio del pueblo y donde la violencia revolucionaria se comprende cada vez más como una necesidad. 

Hemos llegado a la conclusión de que necesitamos una educación gratuita, científica y al servicio del pueblo; logrando, con jornadas de lucha, que la conciencia del pueblo comprenda la necesidad de la educación gratuita. 

También hemos logrado que las clases explotadoras nos prometan gratuidad, pero: ¿Debemos pensar que ellos quieren educación gratuita para el pueblo? Claramente no. 

Solo basta recordar que su respuesta a nuestra demanda son las detenciones, los palos y las lacrimógenas. Recordemos que su respuesta fue asesinar a Manuel Gutiérrez el 2011, recordemos que su respuesta fue encarcelar a estudiantes con más intensidad el 2015 y modificar la ley de control de armas para seguir encarcelando estudiantes. Su respuesta fue intentar engañarnos con una “gratuidad” totalmente falsa. 

Con total certeza podemos concluir, que nuestro derecho a educarnos jamás vendrá de este podrido Estado. Y con certeza podemos reconocer que todos los Partidos y organizaciones que sueñan con ganar elecciones o con concentrar a las fuerzas populares en cambiar la constitución, son oportunistas y traidores, porque los hechos demuestran que darle respiro al viejo Estado es ir en contra del pueblo. 

Para conquistar el derecho a educarse nuestra tarea actual es desarrollar la creciente protesta popular en contra de todas las manifestaciones del capitalismo burocrático en la educación, en función de la conquista del poder y no de prolongar la agonía de este Estado; esa es la mayor enseñanza de la “falsa gratuidad”. 

El pueblo entero debe comprender su papel de conquistar el poder mediante la lucha armada, este es el camino de la Revolución de Nueva Democracia. Derrocar a las clases explotadoras, demoler su viejo Estado y construir el nuevo Poder con nuestras propias manos: sólo así podremos garantizarnos el pleno derecho a la educación.

Protesta Estudiantil en Santiago

lunes, 5 de diciembre de 2016

IV CONGRESO DE ESTUDIANTES DE PEDAGOGÍA EN EDUCACIÓN BÁSICA: UNA NECESIDAD DE PONER LA PEDAGOGÍA AL SERVICIO DEL PUEBLO Y SUS LUCHAS

Movimiento Estudiantil 

IV CONGRESO DE ESTUDIANTES DE PEDAGOGÍA EN EDUCACIÓN BÁSICA: UNA NECESIDAD DE PONER LA PEDAGOGÍA AL SERVICIO DEL PUEBLO Y SUS LUCHAS


El 1 y 2 de Diciembre, en la Universidad de Concepción, 8° Región del Bio-Bio, se celebró en la facultad de educación el IV Congreso Nacional de Estudiantes de Pedagogía en Educación Básica.

Cuatro ejes lo conformaron y diversas exposiciones de profesores, estudiantes y educadores populares estuvieron presentes. 

Como FERP saludamos esta instancia que contó con la participación de estudiantes de diversas universidades del país pertenecientes del Norte hasta el extremo sur austral de Chile. El V Congreso se realizará en Coyhaique el año 2017. 

La resolución final en plenaria fue la de conformar una Coordinadora Nacional de Estudiantes de Básica y otras ideas afloraron como la de fundar una revista pedagógica, un centro de estudios, conformar un currículum único nacional con las especificaciones correspondientes a cada realidad, todo esto con la idea de poner tareas a la floreciente coordinadora y, además, se mencionó la necesidad de que ésta tome posición respecto a la Nueva Carrera Docente y la próxima Prueba Inicia.

  
A modo de reflexión, queremos aportar con el siguiente análisis para que la eventual conformación de la Coordinadora esté al servicio no sólo de los y las estudiantes, sino de todo el pueblo y sus luchas: 

- En el mismo congreso se pudo evidenciar que muchas carreras de diversas universidades no cuentan con organizaciones que permitan un traspaso democrático de la información, lo que dificultará una articulación de la Coordinadora Nacional. A modo de ejemplo, en Básica del Pedagógico, la desarticulación a causa de la burocrática dirección del centro de estudiantes por parte de las juventudes del falso Partido Comunista (JJ”CC”) el año 2011 destruyeron la organización. Ésta, con esfuerzos de las propias masas, se ha intentado levantar los años siguientes. Hace poco la carrera eligió como orgánica la conformación de un Consejo de Delegados, el que no ha podido ser conformado por el reflujo de las movilizaciones tanto internas como por las de carácter nacional y el posterior bombardeo académico (como forma de castigo por parte de las autoridades por movilizarnos) que tiene completamente agobiado a los y las estudiantes no sólo Básica, sino de todo el Pedagógico. Los Centros de Estudiantes deben ser levantado allí donde no hay no sólo para articular bien la propia carrera o la Coordinadora Nacional, sino que para avanzar mediante la discusión, el debate y la propia participación en las movilizaciones, sobre principios políticos al servicio del pueblo. 

- La inexistencia de un currículum nacional (o unificado) ha creado un contraste abismal entre las pedagogías Básicas de las diversas universidades del país. Estudiantes de Calama (norte de Chile) denunciaban la nula existencia de didáctica en sus prácticas, contrastando con la U. de Concepción la que ha logrado fuertes avances en el desarrollo de la investigación pedagógica. El conformar el currículum nacional permitirá reducir esas diferencias, respetando las necesidades de cada realidad local, es decir, conformándose como flexible y de constante análisis con críticas por parte de estudiantes y profesores. 

- Sin embargo, ni el currículum nacional ni la Coordinadora nacional por sí sola llegaran a buen puerto en el ámbito pedagógico si esta no avanza en posicionarse del lado de las clases oprimidas, entendiendo que vivimos en una sociedad dividida en clases y la educación no puede ser neutra. Revisemos una cita de José Carlos Mariátegui en “Textos sobre educación”: “Precisamente, lo que falta todavía en el Perú a la corporación de maestros primarios es un definido orientamiento ideológico. (…) la apetencia de nuevos métodos, el deseo de nuevos caminos, son perentoria aunque difusamente sentidos por casi todos los maestros jóvenes. En la misma vieja guardia no son raros los espíritus sensibles a esta sed de renovación. El trabajo o el proceso que tiene que cumplirse gradualmente es el de la transformación de este estado de ánimo en un estado de conciencia.” Y esa conciencia de la que habla Mariátegui, fundador del Partido Comunista del Perú, es de una conciencia de clase con miras a la Revolución, y tal como este revolucionario latinoamericano dijera: “La educación en Nuestra América sólo puede ser comprendida como problema económico-social” y “No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política” 

- Todo lo anterior jalona a que se rechace la Nueva Carrera Docente de forma coordinada y nacional, ya que ésta sólo viene a fomentar más el pensamiento liberalista del individualismo y de la competencia al obligar a los docentes a saltar por sobre los demás para poder ascender en los encasillamientos y que, con su prueba INICIA, buscará (al igual que el SIMCE) reducir la acción pedagógica a un relleno de círculos en la hoja de respuesta, sin ligar la pedagogía en teoría y práctica, sin considerar que la pedagogía es un amplio ejercicio y que una prueba estandarizada de este tipo jamás podrá reflejar realmente las habilidades y los conocimientos de los estudiantes de pedagogía que deberán rendirla en su 1° y 4 ° de carrera. 

- Finalmente, debemos mencionar que esta Coordinadora Nacional debe fomentar y ponerse en la práctica del lado de las masas trabajadoras, ya que el pensamiento progresista lo encarna el proletariado en la presente época. Que impulse no sólo profesores “críticos”, sino que docentes activistas, organizadores de sus colegas y estudiantes, que promueva el pensamiento científico de ligazón entre la teoría y práctica para que estudiar no sea una abstracción (como tanto le gusta “filosofar” al postmodernismo) y que estos docentes apoyen toda lucha justa del pueblo. Los estudiantes, como parte de la juventud, tienen el deber de combatir y resistir del lado del pueblo, sea cual sea la profesión que estudien. Fomentar la amplia participación democrática, poniendo atención también en combatir las manifestaciones patriarcales que oprimen a nuestras compañeras, buscando imprimir en la pedagogía el pensamiento de que las mujeres “son la mitad del cielo” y no el sexo débil como plantean los teóricos burgueses en la actualidad. 

 Si queremos cambiar realmente la educación de raíz, debemos entender que se logrará sólo como parte de la Revolución. ¿Por qué? Porque la cultura hegemónica es de las clases dominantes y sólo una revolución que tiene por misión poner a las clases oprimidas como constructoras de su propia economía, política y, por ende, de su propia cultura, logrará democratizar la enseñanza de nuestro país. 

Este pensamiento debe reflejarse en las publicaciones de la eventual revista y en los trabajos a realizar por el centro de estudios, sino, todas estas iniciativas se transformarán en un apéndice del viejo sistema, del Estado y su reproducción cultural. 

 ¡POR UNA EDUCACIÓN GRATUITA, NACIONAL, CIENTÍFICA Y AL SERVICIO DEL PUEBLO: LA REBELIÓN SE JUSTIFICA!

 ¡DESPERTAR LA FURIA REVOLUCIONARIA DE LA MUJER! 

 ¡COMBATIR, RESISTIR ES DEBER ESTUDIANTIL!