jueves, 22 de marzo de 2018

Análisis del cierre de la U. Iberoamericana


A fines del 2017 el MINEDUC anunció el cierre de la U. Iberoamericana ya que la administración de dicha U. mantenía una deuda de $3.985 millones, 5 veces su patrimonio.

Antes de que se decretara el cierre, el rector de la Iberoamericana, ex general de los pacos, Héctor Jara Fernández, acusado por reiterados incumplimientos financieros, laborales y académicos, engañaba a sus estudiantes con que podría salvar la universidad diciendo:  “estamos con muchas posibilidades de éxito (al pedir un préstamo millonario) con la Escuela de Negocios Europea”.

Este caso, que se suma al de la U. del Mar (2012) y al más reciente cierre de la ARCIS (del falso P”C”), es una expresión de la nefasta “libertad de enseñanza” o mejor dicho, libertad de grandes magnates para abrir universidades como cualquier empresa, cuya política se inició con la profundización del capitalismo burocrático después del golpe de Estado de 1973.

Esta puñalada a la educación ha generado un verdadero “supermercado de universidades”, siendo la iberoamericana una de las tantas que ofrece el mercado de instituciones que lucran con el derecho de la educación.

El capitalismo burocrático, generado por el imperialismo en las naciones del tercer mundo, se encuentra en crisis, cuestión que también se refleja en la educación, donde las universidades “privadas” quiebran y se cierran, dejando a miles de estudiantes frustrados por no poder cumplir su sueño de terminar sus carreras y debiendo ser reubicados en otras universidades.

Así, la contradicción entre las masas estudiantiles y el MINEDUC se agudiza más, al igual que entre los estudiantes y las autoridades reaccionarias de las distintas casas de estudio. Esto porque las medidas parche del ministerio no se preocupan de resolver verdaderamente el problema que genera que toda una institución de educación superior cierre.

Un ejemplo es que al menos 60 estudiantes de la ex U. del Mar, al momento que ésta cerró, fueron reubicados en la Iberoamericana y nuevamente deben vivir la angustia de no saber si podrán terminar sus estudios superiores con éxito. Y por si no fuera poco, muchos estudiantes denuncian que el ministerio los ha dejado solos, teniendo que arrastrar el haber pagado los años que estudiaron anteriormente y que nadie les devolvió, sumado a quienes arrastran deudas millonarias como el CAE u otros créditos.

El movimiento estudiantil debe profundizar la compresión del capitalismo burocrático en la educación, raíz del problema analizado, para golpearlo más férreamente, uniendo bajo la línea clasista al estudiantado y conquistar de forma combativa el derecho a la educación pública y gratuita.

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