jueves, 31 de mayo de 2018

Caso Iglesias: la condena por luchar


El 9 de junio del 2016 detuvieron al lonko Alfredo Tralcal y a los peñi Pablo, Benito y Ariel Trangol, acusándolos de un ataque incendiario a una iglesia evangélica que se encontraba con gente adentro, allá por Padre Las Casas.

Los peñi fueron detenidos a varios kilómetros del lugar. Al día siguiente la intendencia de la región interpone una querella por delito de incendio terrorista. Así se les impone la prisión preventiva como medida cautelar, aunque los peritajes no hayan encontrado ni combustible ni pólvora en sus cosas, cuestión que según los testimonios deberían haber estado. Pero así, con la ley antiterrorista, logran tener meses a los peñi en prisión, intentando desvitalizar su lucha. Pero no pueden.

El 7 de junio de 2017, a más de un año de estar en prisión, inician una huelga de hambre, principalmente, para que no se les aplique la ley antiterrorista. Esta medida de presión fue apoyada desde el campo y la ciudad por el pueblo mapuche y no mapuche: lienzos, marchas, cortes de rutas, rayados, tomas, etc. Se logró romper el cerco mediático y la solidaridad con los peñi se sintió.

Con el aguante de los peñi y el apoyo de los pueblos, hasta que el gobierno cedió la demanda de recalificar el uso de la ley antiterrorista para este caso. Ya no habría ninguna mención a la aplicación de la ley 18.314 y que el hecho se investigaría como un incendio común. Con desborde y solidaridad se le paró la mano al tragineo que el viejo Estado hace con la ley antiterrorista para el pueblo Mapuche.

A mediados de abril de este año se conoce la sentencia: Pablo y Benito son declarados culpables por delito de incendio, arriesgando una pena de alrededor de 10 años. Ariel y el lonko Trancal son absueltos. Si bien el tribunal desestimó el delito terrorista, condena igual a los dos peñi a pesar de las irregularidades en la detención, la investigación, las declaraciones de los testigos.

Así se suman otros peñi más a la larga lista de presos políticos Mapuche que resisten en las mazmorras del viejo Estado inquebrantables, convencidos de continuar la lucha.

Es parte de la política del viejo Estado: perseguir y encarcelar a luchadores con tal de amedrentar una lucha que amenaza con acabarlo. Es bueno ahora estar atentos a la revisión del fallo que hará la defensa, y en cuanto se necesite, volver a sacudir los territorios en solidaridad con los peñi perseguidos por el Estado chileno. Y resistir con todo el endurecimiento de la ley antiterrorista que hace poco se ha anunciado.

Desde el movimiento estudiantil debemos organizar la solidaridad de clase con los Presos Políticos Mapuche y con las Comunidades en Resistencia, sirviendo a la línea clasista.

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